
La televisión y la publicidad han sido siempre un
matrimonio de conveniencia. Los programas con más audiencia y los estrenos en la pequeña pantalla de las películas más taquilleras han sido y siguen siendo los espacios en los que todas las grandes empresas quieren 'colocar' sus anuncios.
Minutos y minutos de publicidad en los que estamos sentados delante de la televisión y haciendo del zapping más que un deporte olímpico.
Hasta hace poco, estas empresas ignoraban cuáles eran los
contenidos de los programas en los que se anunciaban. Ahora ya no. Y no ha sido precisamente porque hayan activado un sistema de alertas 'éticas', sino porque nosotros (los telespectadores) hemos dicho basta a la financiación de programas que emiten contenidos y promueven
valores polémicos e ideológicamente conflictivos.
Así que los anunciantes han decidido
situar su valor de marca por encima de la rentabilidad comercial y abandonar los minutos publicitarios de algunos de estos programas. Hasta ahora, dos son las cadenas que se han visto afectadas por este 'cambio de rumbo':
Telecinco e
Intereconomía.
¿Supone esto el inicio de una nueva etapa?
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